25 de septiembre de 2011

Ashton Kutcher: La tecnología acelera la felicidad. Y yo soy twittero de corazón

Con Ashton Kutcher nada es lo que parece. Cara a cara, llama la atención la gruesa chaqueta de terciopelo morado que ha elegido para un día especialmente caluroso. «El aire acondicionado de los hoteles me deja helado —dice ante mi asombro—. Además, soy de los pocos actores que en Los Ángeles siempre llevan blazer». Tras la sorpresa inicial, recupero la compostura. No quiero darle la oportunidad de comentar detalles sobre esta entrevista a los cuatro millones de almas que le siguen regularmente en su página de Twitter.

Kutcher es una anomalía en Hollywood. Celebridad antes que actor, su pasión por internet le ha llevado a realizar suculentos negocios que le han posicionado como la gran «estrella punto com». Además de contar a través de Twitter (@aplusk) cada cosa que le sucede a él y a su célebre señora, Demi Moore, sus inversiones en FourSquare, Skype y Airbnd le están posicionando como una de las personalidades más influyentes del mundo digital. ¿Sus aliados?, Ron Burkle y Guy Oseary, el todopoderoso representante de Madonna.

El pasado mes de agosto, Kutcher editó la versión on line de la revista «Details» con el nombre «The social issue». Y, hace unos días, debutó en la serie «Dos hombres y medio» (el episodio fue seguido por casi 28 millones de norteamericanos) con un personaje a su medida: un billonario que vendió su compañía a Microsoft.

—¿Es Ashton Kutcher un obseso de la tecnología?

—Como inversor, me parece un campo muy interesante. La tecnología está cambiando la historia, organizando y ofreciendo, de forma eficiente y veloz, una información que antes no era accesible para todo el mundo.

—¿Qué le mueve a la hora de invertir?

—Creo que la tecnología tiene un gran poder, porque nos permite acelerar nuestra felicidad. Si con mi dinero puedo llevar amor, conectividad, amistad y salud, bienvenido sea. Muchas compañías sólo tratan de multiplicar sus ganancias, yo invierto por otros motivos.

—¿Cómo se gestó su pasión por internet?

—Empecé a trabajar muy joven como modelo, pero me empeñé en que se me apreciara por algo con más sustancia. Soy diplomado en Ingeniería Bioquímica y, bueno, siempre me interesó la tecnología. Mi actividad se centra en ayudar a resolver problemas tecnológicos.

—¿Cómo decide dónde y en qué momento invertir su dinero?

—Recibo muchas propuestas, así que mi decisión depende del problema que estemos resolviendo. Hay un gran equipo trabajando conmigo y esa gente sabe lo que me interesa. Me simplifican la vida.

—¿Qué le fascina de Twitter?

—Su inmediatez. Además, me ayuda a controlar mi imagen frente al público. Puedo definir mi perfil, y ahí reside su valor para alguien famoso: no dependes de una tercera persona. Se trata de un enorme e instantáneo circuito social en el que puedes dictar tu propio punto de vista.

—¿Qué aconseja a quienes sueñan con ser una celebridad?

—Se debería escribir un manual al respecto, porque nadie tiene la menor idea de cómo enfrentarse a la fama. En mi propia banalidad, trato de no ser indulgente conmigo mismo. Yo lo veo así: tengo una familia estupenda, un trabajo que me encanta y unos amigos maravillosos. Vivo mi vida como cualquiera, con la excepción de que hay algunos que deciden escribir sobre mí y eso no lo puedo controlar. Las leyes no nos protegen de las mentes maliciosas.

—¿Por eso se asoma al mundo a través de Twitter, porque le molestan las críticas?

—Estoy tan acostumbrado a las malas críticas, que cuando alguien escribe algo bueno, me asusto. Creo que en la vida es importante divertirse y a mí me gusta hacer reír a la gente. Además, soy twittero de corazón.

—Dicen que su esposa salvó la vida a alguien gracias a Twitter.

—Sí, Demi le salvó la vida a alguien que estaba a punto de suicidarse. Mire, cuando escribes constantemente en Twitter te vuelves más responsable, piensas mucho en lo que vas a decir. Además, desde un punto de vista filantrópico es muy útil. Nosotros hemos comprado cientos de mosquiteras para proteger a múltiples familias que en Sudan están expuestas a la malaria. Ahora quiero desarrollar una página que preste atención al tráfico humano.

—¿Siempre es honesto en su página de Twitter?

—Soy una persona comprometida con sus principios. Hago el esfuerzo de mostrar mis sentimientos y de evitar todo tipo de enfrentamiento, aunque, por supuesto, hay mañanas en que me levanto insoportable, como todo el mundo. Sí, soy honesto.

—¿Y no hay algo de culto a la personalidad en todo eso?

—No, no, no. Confieso que soy un tipo egoísta y con muchos defectos. Como cualquier actor, quiero gustar a todo el mundo, necesito caer bien. Pero al mismo tiempo trato de mantener cierta ingenuidad, ciertos valores que aprendí en mi infancia. Deseo seguir siendo el Ashton de Iowa y ese es el auténtico Ashton que aparece en Twitter.

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